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08 agosto 2008

Mito o realidad: ¿La convivencia “mata” al sexo?

Tal como ocurre con el resto de los componentes de la vida diaria, la sexualidad puede volverse tan rutinaria y aburrida como comer todos los días lo mismo. Cómo redescubrir la relación todos los días. No en vano existe una creencia popular que asegura que el aburrimiento suele apoderarse de la realidad cotidiana. Ocurre que no son pocas las parejas que –una vez que lograron el “sí” al matrimonio o la convivencia- se “dejan estar” y el estancamiento y el desgano se apodera de la relación.

El sitio En Plenitud publicó que “nuestro cuerpo responde de manera sexual en relación con todo el entorno que lo rodea, cualquiera sea el grado de autocontrol que nos hayamos impuesto. Si vivimos el sexo de esa forma, la mujer y el varón pueden explorar, día a día, distintas zonas de su cuerpo”.

Así es que distintas fantasías, caricias, estímulos, posturas y masajes, sugerencias y hasta teatralizaciones sexuales que conviertan al acto sexual en un momento maravilloso deberían ganar terreno en la vida de todos los días.

Los que saben aseguran que si uno pone en el sexo una actitud y una disposición adecuada, si en lugar de imaginar al sexo como un acto automático uno pone atención en el momento y trata de que sea único, el sexo nunca podría volverse aburrido.

Lejos de sentarse y esperar que la pasión se encienda y que la relación se renueve como por arte de magia, la pareja debe descubrir un punto de confianza en el cual puedan descubrir que el otro tiene sus gustos y sus temores. Irse descubriendo de a poco todo el tiempo.

No siempre la presencia de dos cuerpos desnudos cercanos en posición horizontal es suficiente para generar el impulso sexual. Para que haya un buen sexo, hay que comprender que ser una persona sexual significa ser sensible a los propios sentimientos sexuales, que nacen de uno y no brotan de la rutina.

Es por eso que cada uno es responsable de satisfacer esos sentimientos lo más armoniosamente posible cuando se expresan espontáneamente. Dar y recibir placer exige reciprocidad.
Así es que "cada pareja tendrá que ver qué hace con ese objeto para encontrar el equilibrio y que no se convierta en un lugar de conflicto", dijo la profesional y detalló: "algunos conservan sus gastos por separados; otros convergen en los gastos".

En otro orden de cosas, Rivadero concluyó que se debe ubicar el valor que se le da al dinero según el "lugar" social. "A veces se relativiza (la importancia) de acuerdo al lugar que se ocupa en la sociedad", aseguró y concluyó: "mientras en algunos casos ocupa un rol de subsistencia, en otros cobra sentido en relación a qué se hace con el excedente".

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